Cortesía en la Mesa
En la mesa
tanto los anfitriones como los invitados han de observar una cortesía
permanente. No sólo en saber hablar y dejar hablar, o atender indistintamente a
quienes nos acompañan (no atender sólo al de la derecha y olvidar al de la
izquierda), sino en el uso correcto de los cubiertos, gestos y normas de buena
conducta.
Los brazos
han de estar siempre a la vista. No es galante ponerlos bajo la mesa o sobre
las piernas. Tampoco deben apoyarse los codos sobre la mesa, ni pasar el brazo
por encima del plato del vecino.
No debe
comerse la comida con las manos, salvo aquellos casos tradicionalmente
autorizados (espárragos, aceitunas). En relación a este supuesto, un buen
anfitrión debe evitar poner en situación delicada a invitados de los que
inicialmente no saben comer determinados alimentos con los cubiertos
correspondientes.
No obstante,
ante situaciones como éstas, si el comensal no sabe manejar los cubiertos (para
pelar una gamba) lo mejor es no intentarlo, pues evidenciaría más su
desconocimiento. Si el anfitrión no las sirve peladas, lo recomendable es
inventarse problemas estómago.
Se pregunta
a los expertos si en ciertos ambientes el invitado podría comer con la mano el
marisco, echando naturalidad, sencillez y espontaneidad. La respuesta, es que
por mucha gracia que le eche, si el resto de los comensales no le sigue,
quedará mal.
Hay pues que
analizar muy bien la situación previamente. En cambio, si los “formales”
invitados observan a alguien no muy respetuoso con la tradición del saber estar
en la mesa, su buena educación debe ser la suficiente para no evidenciar más la
situación y no dar importancia alguna al “desajuste”.
Afortunadamente,
la salsa ya se puede comer en la actualidad. No es de mala educación servirse
salsa de la salsera con la ayuda de una cuchara, ponérsela en el plato y con el
pan pinchado en el tenedor mojar y degustar. Lo mismo para los socorridos
huevos fritos.
Las
costumbres en la mesa varían de país en país, incluso de región en región en
España. Las costumbres en la mesa afortunadamente han evolucionado mucho en los
últimos años y se ha perdido la drástica rigidez e intolerancia sobre el
respeto a las normas clásicas.
Sin embargo,
la elegancia y buen hacer con los cubiertos y posturas sigue siendo un factor
que pesa y se valora. En fin, más que protocolo buena educación.
COMPORTAMIENTO EN LA MESA
En
este tema se van a tratar todos los aspectos relacionados con el comportamiento
en la mesa que antiguamente se incluían en los tratados de urbanidad cuyo fin
era conseguir tener una buena educación. Aunque muchos de esos tratados han
quedado totalmente obsoletos, sí es cierto que ciertas reglas de comportamiento
en la mesa siguen todavía vigentes y afectan mucho a nuestra imagen personal.
Hoy en día todo, o casi todo, depende de nuestra imagen. Tenemos que ser
educados, respetuosos, corteses, amables, sociables, aseados, prudentes… para
ofrecer una buena imagen, algo que nunca conseguiremos si nuestro
comportamiento en la mesa deja mucho que desear.
Sentarse a la mesa
El
primer paso es el acto de tomar asiento. Sigue estando vigente el hecho de que los
hombres esperen a sentarse hasta que lo hagan las mujeres, pero cada vez es
menos común ver que un hombre ayude a sentarse o le retire la silla al
levantarse a la señora que está a su lado.
Una
vez sentados, ni encorvados ni estirados, no se apoyan los codos sobre la mesa
mientras se está comiendo, aunque sí se puede hacer entre plato y plato. Los
brazos deben permanecer cerca del cuerpo mientras se come, sin elevar los codos
hacia arriba, puesto que no es necesario para manipular los cubiertos y además
molestaremos a nuestros vecinos de mesa.
Empezar a comer
No
se empieza a comer hasta que todo el mundo está servido. Lo normal es que las
personas que presiden la mesa sean las primeras en degustar el menú. Una regla
general es que en las comidas ofrecidas en los domicilios particulares sea la
anfitriona, que es la última de las damas en ser servida, la que empiece a
comer.
Si hay alguien en un restaurante que ha pedido un plato de una
elaboración más larga y complicada, pedirá al resto de los comensales que
empiecen para que no se les enfríe su comida. En banquetes numerosos, con
varias mesas, lo normal es esperar a que estén servidos los de la mesa propia,
no todo el comedor.
Conversación–ritmo de la comida
Se
debe acompasar la conversación al ritmo de la comida. Aunque sea importante que
haya una conversación amena entre todos los comensales en una comida eso no
significa que un único comensal monopolice esa conversación y termine de comer
mucho más tarde que el resto o que nos hayamos dedicado solamente a comer y
terminemos cuando los demás aún están empezando.
Lo normal es que todo el mundo
participe de la conversación y que lleve un ritmo de comida común. Para ello se
debe distribuir la conversación entre las personas que se tiene alrededor evitando
discusiones, temas conflictivos o asuntos que algunos de los interlocutores no
conocen. Una situación que siempre se debe evitar es hacer preguntas a alguien
que tiene la boca llena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario